7. Presentaciones de dos puntos

Itoi:

Me gusta la idea de que no hubiera muchos diseños alternativos para el personaje de Mario, solo la opción B en un boceto a lápiz. (Risas)

Miyamoto:

(Risas)

Itoi:

La generación actual quiere oír: “¡Elegimos esta entre muchísimas posibilidades!”

Miyamoto:

Lo sé.

Itoi:

Si alguien de tu equipo te presentara una sola idea, ¿qué harías?

Miyamoto:

¿Quieres decir, si alguien dijera: “¡Vamos a usar esto, gracias!” y me presentara solo un dibujo?

Itoi:

Bueno dos, si te presentara solo dos. Y supongamos que además son buenos.

Miyamoto:

Bien, pues si el trabajo de esa persona en general fuera bueno, lo aceptaría.

Itoi:

¡Yo también! Si A o B son suficientemente buenos, no necesito C o D.

Miyamoto:

Exacto.

Itoi:

Los empleados pueden aprender mucho de un jefe así.

Miyamoto:

Pero todo el mundo prepara muchísimas opciones hoy en día y luego te dice: “Necesitamos que elijas”, aunque yo diga que no es necesario trabajar en muchas opciones. Siempre les digo que, aunque solo haya una opción, siempre que sea la que necesitamos y siempre que sea buena, es suficiente. Pero hay mucha gente que quiere preparar múltiples opciones.

Itoi:

Y… ¿cuántas serían las ideales?

Miyamoto:

(Risas)

Itoi:

Pedir solo una tampoco está bien.

Miyamoto:

Bueno, independientemente de cuántas haya, si hay una que la persona piensa que es la buena, ya me vale. Pero no me gusta esa actitud de “Tú elige y nosotros cumplimos tus órdenes”. Puede sonar extraño pero de esa manera lo convierten en mi responsabilidad. Y no es que no quiera aceptar esa responsabilidad pero pienso: “¿No debería ser tuya la responsabilidad de elegir?”.

Itoi:

Cierto. Si en un restaurante te pidieran que les dijeras exactamente cómo preparar tu comida, tampoco te parecería apropiado.

Miyamoto:

(Risas)

Itoi:

¡Me pondría de los nervios! ¡Al menos dadme dos opciones!

Miyamoto:

Estoy de acuerdo.

Itoi:

Y mira, precisamente ahora me he dado cuenta de que sí que quiero dos opciones.

Miyamoto:

¿Dos?

Itoi:

Sí. Dos opciones. A y B.

Miyamoto:

Bueno, quizás sea la cantidad adecuada. Y sería incluso mejor si consiguieras apoyo en tu decisión.

Itoi:

¿Eso crees?

Miyamoto:

Sí. Hay dos opciones y cuando dices: “Esta”, todo el mundo debería decir: “¡Es justo la que iba a elegir yo!”.

Itoi:

¡Sería perfecto!

Miyamoto:

Sí. Y cuando pregunte: “¿Funcionará esto?”, quiero que digan: “¡Sí!”.

Iwata Asks
Itoi:

¡Yo también!

Miyamoto:

Porque cuando dices: “¿Qué os parece esta?” y te responden: “Bueno, si es la que te gusta...” es muy deprimente. (Risas)

Itoi:

Así que hay que demostrar tu voluntad y presentar dos opciones. Mientras Miyamoto y yo estemos con vida, sea cual sea la presentación, queremos dos opciones.

Miyamoto:

Eso es, dos. (Risas) Y otra cosa que llevo repitiendo toda la vida es que no se necesita más de una página para una propuesta.

Itoi:

Cierto.

Miyamoto:

Podría pasar hasta tres, porque si alguien intenta meterlo todo en una reduciendo la fuente, ¡no puedo leerlo!

Itoi:

¡Lógico! (Risas)

Miyamoto:

Al final, la gente invierte demasiada energía en las presentaciones. No sé si hay alguna escuela en la que aprenden a hacer presentaciones como si trabajaran en una agencia publicitaria o si sencillamente es que les gusta hacerlo así, pero hay una gran diferencia entre una presentación que tiene que convencer a alguien para que te dé dinero y una presentación en la que explicas qué vas a hacer. Mucha gente confunde ambas. Y cuando te esfuerzas por hacer que tu presentación sea muy aparente, estás derrochando energía.

Itoi:

Sí. Y si les dejaras, ¡te harían la presentación en Alta Definición!

Miyamoto:

Así son las propuestas. Pasan la noche entera trabajando y eso les da una sensación de satisfacción increíble.

Itoi:

Y te entran ganas de pegarles cuatro gritos, ¿verdad? “¡Pasa ese tiempo con tu mujer y tus hijos!”.

Miyamoto:

(Risas)

Itoi:

Yo me imagino en una de esas series americanas, con un traje de chaqueta y chaleco diciendo “Creo que tu mujer, Jane, es fantástica. ¿Por qué no le dedicas a ella el mismo tiempo que dedicaste a la presentación?”.

Miyamoto:

(Risas)

Itoi:

Me pongo en pie para ese mini discurso y la secretaria que tengo al lado dice: “¡Oh, qué jefe tan maravilloso!”. De verdad, me encantaría representar ese papel, pero…

Miyamoto:

No puedes, ¿verdad?

Itoi:

No.

Miyamoto:

Daría mucha vergüenza.

Itoi:

Sí, mucha. (Risas)