1. ¡Y rapidito!

Iwata:

La Nintendo DSi cuenta con una memoria interna que te permite descargarte juegos y otros programas, pero antes, me gustaría hablar sobre el navegador de la Nintendo DSi, que podrá usarse en cuanto la consola salga a la venta. Vamos a empezar con las presentaciones.

Takahashi:

Soy Shinya Takahashi del Departamento de Desarrollo de Software. Mi principal labor es supervisar a los equipos que crean entornos de desarrollo de software y a los que desarrollan juegos como Brain Training, English Training, y Daigasso! Band Brothers. (Dagaisso! Band Brothers es un juego para Nintendo DS que salió a la venta sólo en Japón). Esta vez, mis funciones han sido mucho más variadas, ya que me he encargado de supervisar proyectos como el menú de Nintendo DSi, las cámaras, el navegador del que vamos a hablar después y el programa que permite las descargas.

Iwata:

¿Señor Shirakawa?

Shirakawa:

Soy Eiichi Shirakawa. Estaba a cargo del navegador de la Nintendo DSi. ¡Mi trabajo consistía en ejercer de enlace con la gente de Opera!1 Además, estudiaba los problemas técnicos que iban surgiendo durante el desarrollo y trabajaba para resolverlos.

1. Opera Software: Empresa noruega de desarrollo de software que lleva muchos años creando navegadores de Internet.

Iwata:

Muy bien, ¿señor Furukawa?

Furukawa:

Soy Satoshi Furukawa. Normalmente, me encargo de las interfaces de usuario de los juegos. Mi especialidad es intentar que su manejo sea lo más sencillo posible. Esta vez, mi labor ha consistido en desarrollar el navegador de Internet de la Nintendo DSi, Nintendo DSi Browser, de modo que fuera muy sencillo usarlo y entenderlo.

Iwata:

Los señores Shirakawa y Furukawa llevan trabajando con navegadores desde que empezaron el Canal Internet de Wii. Desde que comenzó el proceso de creación de la consola Nintendo DSi, consideramos una prioridad contar con un navegador que funcionara bien. ¿Podríais decirme qué pensabais en aquel entonces?

Takahashi:

Mi principal objetivo era crear un navegador que me satisficiera. En pocas palabras, para que fuera mejor, teníamos que incrementar la velocidad de respuesta. Queríamos conseguirlo en la medida de lo posible. Si un navegador de Internet no funciona con rapidez y da problemas, no sirve de nada. Pensé que si no superábamos ese obstáculo, ni siquiera podríamos sacarlo a la luz y, casi desde el principio, animé a los miembros del equipo a abordar el proyecto con ese espíritu.

Iwata Asks
Iwata:

Ya veo. Cuando os llegó la orden de que tenía que funcionar bien, ¿qué pensasteis, señores Shirakawa y Furukawa?

Shirakawa:

Hmm... La Nintendo DSi es una consola portátil y por su tamaño tiene ciertas limitaciones respecto a un ordenador o a la Wii.

Iwata:

Sí, en comparación, la CPU y la memoria son mucho menores. Además, la resolución es limitada. El problema se reduce a conseguir lo máximo dentro de los límites.

Shirakawa:

Exacto. Por eso estaba claro qué era lo primero que teníamos que hacer. En el caso del navegador anterior, el Nintendo DS Browser, cuando se pulsaba un botón, pasaba un tiempo hasta que el programa procesaba la orden y mostraba lo que fuera en la pantalla. Esta vez, decidimos que había que conseguir que el tiempo de respuesta fuera casi instantáneo, de 1/60 de segundo. Como las páginas web iban a tardar un poquito en cargarse del todo, queríamos que por lo menos apareciera algo moviéndose. Esta idea se había aplicado ya al Canal Internet de la consola Wii, así que decidimos seguir por este mismo camino. Se lo explicamos a los responsables de Opera y estuvieron de acuerdo. En resumen, que siendo fieles a esta política, hicimos un navegador que permite moverse por una página en tiempo real.

Iwata Asks
Furukawa:

A los que trabajábamos en el diseño del Nintendo DSi Browser se nos ocurrió un eslogan que describía lo que queríamos. El eslogan decía: "¡Y rapidito!". Cuando estábamos dibujando los bocetos y los planos, teníamos un montón de ideas para que fuera más divertido o práctico, pero durante un tiempo las aparcamos y nos centramos en que fuera "rapidito". Si intentábamos diseñar un navegador cómodo y divertido que luego iba a dar problemas, no serviría de nada.

Takahashi:

Al principio, a todo el mundo se le ocurren muchas ideas y se tiende a olvidar la parte de la velocidad de respuesta. Nosotros queríamos evitar que sucediera esto, así que la fijamos como un objetivo principal desde las primeras fases del desarrollo.

Furukawa:

Estuve hablando con los responsables del DS Browser y decidí olvidarme temporalmente hasta de las opciones más sencillas, como las funciones para usuarios avanzados, para centrarme en el desarrollo de la velocidad de respuesta y la facilidad de manejo.

Iwata Asks
Iwata:

Sin embargo, estabais trabajando en colaboración con Opera. Es posible que Nintendo tuviera muy clara su política, pero Opera, que lleva años desarrollando navegadores para ordenadores, podía tener otras prioridades. ¿Estuvieron de acuerdo con vosotros?

Furukawa:

Sí. Creo que como ya habíamos trabajado con ellos en la Wii, nos entendíamos perfectamente. Cuando hicimos con Opera el Canal Internet, les explicamos en repetidas ocasiones qué cosas le interesaban especialmente a Nintendo y cuál era nuestra filosofía sobre Internet, teniendo en cuenta que nos movemos en un contexto distinto al de los ordenadores.

Iwata:

Ah, es verdad. Estuvisteis en Noruega. Si me permitís un inciso, ¿qué tal en Noruega?

Iwata Asks
Furukawa:

La sede de Opera está en Oslo, que es una ciudad preciosa y llena de colorido, justo como uno se imagina que es una ciudad del norte de Europa. Se sentía la historia allí donde ibas. En ese aspecto, se parece a Kyoto.

Otra cosa que me llamó la atención fueron los precios. Todo cuesta más o menos el doble que en Japón. Al principio, me sorprendió. Cogía cualquier cosa y pensaba: "¿Que cuesta cuánto?” (Risas)

Además, las horas de luz cambian drásticamente del invierno al verano. Cuando fuimos por el Canal Internet, no se veía el sol en todo el día, pero en esta ocasión, había muchísimas horas de luz. Esa época es el mejor momento del año para hacer turismo.

Lo cual afectaba al precio de los hoteles...

Iwata:

Ay... El precio de los hoteles. (Risas) A mí me sorprendió. Siempre es muy alto, pero es que encima, os fuisteis en temporada alta.

Takahashi:

Os voy a decir yo el precio. La habitación costaba 607 euros la noche.

Iwata:

Yo pregunté si se habían equivocado al cobrar. (Risas)

Furukawa:

¡Con semejante presión, trabajábamos como locos para obtener resultados!

Todos:

(Risas)

Iwata:

¿Y qué tal en Opera?

Shirakawa:

De maravilla. En Opera había gente con personalidades muy distintas, así que dependiendo de quién fuera el responsable de lo que estábamos haciendo, se trabajaba de forma muy diferente. Por esa razón, establecíamos distintas estrategias para tratar con cada persona y le asignábamos a cada uno un trabajo u otro dependiendo de su carácter. (Risas) Cada vez que nos ponemos en contacto con esa empresa, descubrimos muchas cosas nuevas.

Iwata Asks
Iwata:

¿Cómo describirías tú la experiencia, señor Furukawa?

Furukawa:

Lo primero que me llamó la atención fue lo distinto que era el ambiente al de Nintendo en Japón. Había gente de muy diversas etnias y nacionalidades trabajando juntos, lo cual me pareció muy propio para una empresa de Internet. Tenían una mesa de ping-pong en la cafetería y se organizaban muchas fiestas en el edificio. La política de empresa era bastante liberal. Por todo esto, nuestra forma de trabajar no siempre coincidía con la suya. Además, me impresionó la actitud tan abierta que tenían. Nunca rechazaban de plano nuestras propuestas ni la cultura del videojuego a la que pertenecemos. Nos escuchaban atentamente y aceptaban nuestras sugerencias.

Por otro lado, tenían una capacidad para concentrarse increíble. Muchas veces nos quedábamos en sus oficinas trabajando hasta tarde y, cuando nos veían allí, se quedaban para echarnos una mano. Nos sentíamos muy realizados. Creo que trabajar con ellos durante tanto tiempo tuvo un efecto positivo en nuestro trabajo cuando regresamos a Japón.

Iwata:

Así que a pesar del precio del hotel, no estábamos tirando el dinero.

Furukawa:

¡Claro que no! (Risas)